De ÁLVARO PEÑA.
EL SUEÑO DE LO CROMÁTICO PRODUCE BELLEZA
Desde la perspectiva de la figura humana, Álvaro Peña, deconstruye para volver a construir los elementos que conforman al ser humano. Unas veces en un primer plano, otras de cuerpo entero; se entremezclan líneas de una gran fuerza expresiva con un amplio abanico cromático. Explora de esta forma, aplicando grandes dosis de color y ornamentación, la belleza del ser humano. La línea es la que define el espacio de los cuerpos produciendo melancolía o ritmo de manera independiente, ocultando emoción y expresividad pero permaneciendo siempre segura y magistral lo que nos da idea de la genialidad del artista. En LA FELICIDAD EFÍMERA se presenta Peña con una atmósfera idílica en cada uno de sus cuadros, lo que provoca sueños que intentan acercarse a la realidad. Obras como “La vecina de Matisse” o “La Dama de Yakka” provocan en el espectador una tensión rítmica de gran colorido estético. Para el artista, la creación se convierte en algo experimental y en Felicidad Efímera salen a flote esa gran cantidad de “experimentos” que el cataloga como felicidad con tiempo de caducidad. Sueños de efímera realidad.