La muestra cuenta con una treintena de paneles explicativos, en los que tanto los textos como las fotografías que los ilustran cumplen esta función didáctica.
Incorpora también una interesante selección de piezas complementarias que, sin duda, ayudarán aún más a que cuantas personas visiten la exposición se hagan una idea muy próxima acerca del Hombre de la Sábana y, en general, al suplicio de la crucifixión. Entre las piezas que el visitante se puede encontrar destacan maquetas de sepulcros judíos, monedas romanas de la época acuñadas bajo en tiempos de Poncio Pilatos, recreaciones de piezas tales como los clavos, la corona de espinas, el flagelo o el tejido mismo de la Sábana de Turín, entre otras.
Además, aparecen acompañadas de otras con las que el Museo mismo ha pretendido enriquecer el montaje, como pinturas de los siglos XVII y XVIII, así como diferentes grabados del siglo XIX. Se trata de una ocasión idónea para acercar al público a uno de los más sugerentes enigmas de nuestra cultura. Planteada desde un punto de vista científico, el argumento de la exposición se divide en cuatro partes bien diferenciadas: una primera puramente descriptiva, en la que queda definido el objeto en sí, la sábana; una segunda parte se ocuparía de los avatares de la sábana a lo largo de la Historia; la tercera estaría dedicada a los más rigurosos estudios científicos llevados a cabo torno a la Síndone desde que en 1898 fuera fotografiada por primera vez; finalmente, una cuarta sección del discurso de la exposición ofrece al público la visión de la pasión a la luz de los estudios forenses practicados a partir de los datos de la Sábana Santa.