Los laboratorios del Instituto-Escuela proponían formar ciudadanos críticos y creativos, capaces de gobernar su vida personal y profesional, poniendo al servicio de ese fin unos espacios, unas prácticas y unos métodos que se fueron desarrollando hasta 1936 y que se interrumpieron con la guerra civil, la dictadura franquista y la depuración de la mayor parte de quienes participaron en aquella experiencia. A pesar de ello, muchos siguieron empeñados en recoger este legado, que logró pervivir en diferentes iniciativas en el exilio exterior o en las difíciles condiciones del exilio interior.