Luz, niebla, noche, son fenómenos reales de los que Jorge Gallego se sirve para ahormar su lenguaje plástico, que ahora presenta al público bajo la vigilia del silencio.
Sensaciones, emociones, misterio, que buscan formas reconocidas y asimilables como fragmentos de naturaleza, El autor se distingue por su pincelada, apenas distinguida, que madura su expresión.
Jorge Gallego busca la perfección, pero no como los griegos, donde la perfección era primordialmente la del cuerpo, que traslucía la del espíritu; la de las formas, como una filosofía de vida, con su canon convenido.