Esta muestra reúne las obras de Patricia Paz, Judith Naess y Marta Troya, tres artistas que exploran lo espiritual desde lo simbólico y sensorial. Con lenguajes diversos —pintura, fotografía y técnica mixta—, abren espacios de contemplación donde lo invisible se sugiere. Paz evoca paisajes emocionales que invitan al recogimiento; Naess capta lo inasible a través de la luz y la suspensión del tiempo; Troya integra materiales naturales y gestos rituales en composiciones que remiten a lo ancestral. Lejos del estruendo visual y político, sus propuestas se sitúan en una línea que conecta con creadoras como Hilma af Klint o Ana Mendieta. En conjunto, sus obras invitan a detenerse, a percibir lo sutil, a dejar que emerja lo profundo sin necesidad de nombrarlo.