Proyecto que surge de la colaboración entre Miguel Fructuoso, María Sánchez y Miguel Ángel Tornero. El punto de partida se centra en el daltonismo, la alteración visual que provoca dificultad para percibir los colores. Esta diferencia perceptiva permite a los artistas reflexionar sobre la empatía y la exclusión, lo raro y lo común, el individualismo y la colectividad mediante una serie de ejercicios formales y conceptuales en relación al color para constatar que todo puede ser cuestionado.
Cuando Miguel Ángel Tornero y María Sánchez iniciaban conversaciones sobre la temática de esta exposición conocieron que su amigo y pintor Miguel Fructuoso acababa de ser diagnosticado con daltonismo. Esta causalidad inició una intensa colaboración entre los tres que utiliza la complejidad en la búsqueda del consenso sobre el color como ejercicio formal para, a la vez, cuestionar incluso las convenciones más universales.