RECUPERANDO LA MEMORIA DE LA HISTORIA SOCIAL DE ANDALUCÍA.
Esta exposición refleja unos hechos poco conocidos, en síntesis, el exilio que desde las primeras semanas del golpe militar de julio de 1936 se produjo por el Sur peninsular. Porque el exilio no sólo se produjo en el 39 finalizando la guerra, y cruzando los Pirineos a Francia; también desde Cádiz, Sevilla y Huelva, donde fueron ocupadas en muy poco tiempo. El exilio fue una opción a la que se vieron abocadas miles de personas. La condición fronteriza de Andalucía hizo que se recorrieran caminos por tierra, a las regiones del Algarve y el Alemtejo portugués; y por mar hacia las costas magrebíes, especialmente Argelia, Marruecos y, en menor medida, Túnez.
Desde hace varias décadas se ha incorporado a la cultura política y de los derechos humanos el concepto «desplazamientos por motivos de guerra y dictaduras…». Unos hechos que se repiten y se reparten por toda la geografía, en países como Colombia o Siria … Hasta el punto que motivó la creación en 1951 de una organización internacional como es el «Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados», ACNUR en sus siglas en español. En tiempos de la guerra que se dice, no existía el concepto pero sí la realidad. Por eso es un buen marco el que ofrece el ACNUR para esclarecer los significados de los desplazamientos y exilios que se vivió en España en esas décadas. También en esto España fue un país pionero y su guerra tuvo una trascendencia todavía no ponderada.
Tengamos en cuenta también que estos desplazamientos, internos y externos, no se limitaron al periodo 1936-39, sino que también están íntimamente relacionados los que vinieron después. Nos contaron lo del primer éxodo rural de los 50 y la emigración de los 60 que alcanzó otros muchos países; pero también antes, en la extensa postguerra de los 40 hubo desplazamientos, cuando las gentes de las zonas rurales no podían permanecer en sus pueblos porque no tenían trabajo, porque se lo negaban a quienes perdieron la guerra y quedaron estigmatizados como «rojos» y «rojas»” (muchas de éstas muy reconocibles porque le rapaban la cabeza, además de otras muchas vejaciones). En esa década de los 40 se produjo el primer éxodo de los campos y pueblos del mundo rural a las ciudades en busca de un medio que no le condenaran de antemano. Y no era infrecuente que el itinerario fuera el de las cárceles y campos de concentración donde cumplían condenas quienes sobrevivieron a la guerra y no pudieron seguir los caminos del exilio a otros países y continentes. Este primer éxodo campo-ciudad tuvo una inequívoca relación con el conflicto político y las consecuencias económicas derivadas; como también la pérdida efectiva de mano de obra en todas las categorías y ramos, acordes lógicamente con la estructura productiva de la época. El trabajo-esclavo fue una consecuencia directa de la guerra entre clases: la mano de obra estaba muerta, exiliada o encarcelada en proporciones tales, que hubo que recurrir a esta modalidad de explotación por la cual se cumplía condena con algún beneficio de reducción por día, mes y año trabajado. Muchos años…
No es nuevo el exilio en la Europa del XIX y principios del XX, pero en España se da por primera vez en condiciones tales que adquiere ciertas características como se resumen en el alto número de personas afectadas: más de medio millón. Pero antes de este exilio definitivo se produjeron otros desplazamientos interiores, desde los territorios ocupados por las tierras que iban ocupando las tropas franquistas, hacia los que todavía permanecían en el régimen republicano. Desde la Baja Andalucía se buscaba una vía hacia Madrid (especialmente a medida que avanzaba ‘la columna de la muerte’); y desde las campiñas y montes béticos de Cádiz, Sevilla y Córdoba hacia Málaga. Precisamente la caída de esta ciudad provocaría la gran riada humana hacia Almería, a lo largo de la cual se iban incorporando gente de los montes interiores malagueños y granadinos. La carretera de la muerte “La desvandá” fue, sin duda, el hecho global de mayores dimensiones en la actuación represiva sobre la población civil, y calculada por el ejército y autoridades franquistas.
La exposición es iniciativa del «Grupo de Trabajo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía». Ha sido elaborada por Gonzalo Acosta Bono, Maribel García y Dulce Simôe. El diseño y composición de la misma ha sido realizado por Jacinto Gutiérrez.