“Mi infancia nunca ha perdido su magia, nunca ha perdido su misterio y nunca ha perdido su drama. Todos mis trabajos de los últimos 50 años tienen su origen en mi niñez”. Estas declaraciones de Louise Bourgeois (París, 1911- Nueva York, 2010) son claves para entender el punto de partida de sus trabajos. Su producción gira en torno a las emociones provocadas por los recuerdos de su infancia. Sufrió el machismo de su padre, el cual solía “sustituir” a su madre por otras mujeres, incluso en el seno del propio hogar familiar. Por ello, la casa, la arquitectura como escenario o contenedor de los vínculos y relaciones humanas, asume en su obra una grandísima carga psicológica y emotiva. Las celdas o células como esta también son estructuras arquitectónicas alegóricas. A través de ellas genera espacios simbólicos donde Bourgeois se protege del pasado encerrando en ellos sus fantasmas y deseos.