En esta muestra el pintor recorre el ciclo natural del agua a través del paisaje, que a modo de metáfora pretende reflejar a su vez el propio ciclo de la vida. Los paisajes de estos cuadros representan una visión contemplativa sobre la belleza de la naturaleza. En esta selección de obras, de hecho, está presente el agua en diferentes fases desde su nacimiento: en su recorrido natural, en su integración en paisajes urbanos y en su desembocadura a grandes masas marítimas y oceánicas. Más allá de discursos complejos, la obra de José Luis Domínguez se detiene aquí en algo más sencillo, pero no por ello menos importante: en el placer de la observación y el disfrute de nuestro propio tiempo.