XVI BIENAL DE FOTOGRAFÍA DE CÓRDOBA
La inmensidad del paisaje islandés te hace sentir solo y al mismo tiempo rodeado de naturaleza y de magia silenciosa; te hace reflexionar sobre la vida, sobre el presente y el futuro. Islandia te cambia la forma de mirar cualquier otro territorio. Las montañas, los ríos, los glaciares, las cascadas, los volcanes y en general los paisajes de este país provocan la sensación de estar en otro planeta, un planeta donde las cascadas caen directamente del cielo, donde se pueden tocar las nubes que descienden por las laderas de las montañas o donde los glaciares se diluyen en el mar.
La presencia humana es casi anecdótica, reflejada en siluetas errantes en la distancia y constatan la presencia de un escenario donde la persona ha quedado absorbida por el entorno.
El tiempo es otro concepto presente en estos paisajes, se detiene, se diluye sin ninguna referencia que nos haga sospechar la ubicación temporal de la toma, son unos paisajes claramente atemporales que hacen que la naturaleza sea siempre la protagonista principal.