El arte se conjuga con la poesía y eclosiona en un sincretismo artístico llenando el espacio de ‘Mariposas’ de la artista visual sevillana Ceres Adriana García- Baquero Velasco.
Una muestra de 27 obras de tres de los últimos proyectos artísticos de Ceres Adriana, ‘Kintsukuroi’, ‘La muerte de Platero’ y ‘Pitavolas’, aunados bajo el título de ‘Mariposas’
La propuesta expositiva Mariposas ofrece una muestra de tres trabajos que guardan relaciones directas. Estos son el proyecto fotográfico Kintsukuroi (2020), conformado por nueve fotografías, La muerte de Platero (2021) constituido por nueve composiciones de fotografías de pequeño formato y el tercer trabajo y más reciente, el de Pitavolas (2021), que recoge una serie de dibujos, acuarelas y pinturas de técnicas mixtas que toman referencias de las mariposas de l’Alt Pirineus, concretamente de las Pitavolas de Andorra.
Los tres proyectos comparten el tema del cambio, el paso por un estado de transmutación, de metamorfosis, de transitoriedad. Puede ser también un estado de retiro, como de quien se encuentra en estado de crisálida, durante el cual se mira hacia el interior, hacia ese otro lado, hacia la otra escena, la mirada a ese unbewosst de Goethe, que implica un ejercicio de introspección.
En estos tres proyectos que componen la muestra expositiva Mariposas preocupa la experiencia de lo sagrado, de la sexualidad numinosa que se representa en forma de mariposa, también como alegoría del alma que se mueve entre la vida y la muerte.
La serie fotográfica Kintsukuroi toma su nombre de una técnica artesanal japonesa que data del siglo XV y que aun hoy se sigue practicando, adoptando con el tiempo, un valor que eleva a esta artesanía a la condición de arte.
Esta artesanía, también conocida como Kintsugi, consistía en devolver a su vida útil a aquellas piezas de cerámica rotas que guardaban un valor emocional, sentimental para quien buscaba preservarlas, empleando resina con polvo de oro para unir cada fragmento.
No se ocultan las heridas, sino que más bien se exponen, convirtiendo aquel objeto, que había sido fabricado en serie, en una pieza nueva, única. Cada grieta recoge, sin intención de disimulo, la huella del tiempo, exponiendo sin pudor las heridas y es esa transmutación de la pieza la que deja la marca, la que nos habla de la historia de su propia vida.
La muerte de Platero se inspira en la prosa poética de Platero y Yo (1918), la obra más conocida y leída de su autor, Juan Ramón Jiménez, prolífero poeta andaluz galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1956, quien pasará a ser reconocido como uno de los poetas españoles más influyentes del siglo XX.
Durante la primera etapa creativa de Juan Ramón Jiménez, en su voz poética estará presente la estética del modernismo, el simbolismo francés1, la recreación de la estampa que deja en la retina un entorno cercano y sencillo, asombrado por el paisaje, la luz y el color presente en la naturaleza, la intimidad y un sentir melancólico. De algún modo, Juan Ramón Jiménez busca su voz poética en sus orígenes, en la tierra que le vio nacer, en su Moguer.
En definitiva, la búsqueda del incansable y perfeccionista poeta será encontrar su poesía desnuda, en estado puro2 y no se cansará de revisar una y otra vez sobre lo escrito y de crear obras nuevas, pasando por distintas etapas, que el propio poeta termina clasificando en tres: Etapa sensitiva, Etapa intelectual y Etapa suficiente o, como la designará la crítica, a esta última, «Etapa Verdadera».3
Platero y Yo, obra que inspira la creación de la serie fotográfica La Muerte de Platero y que se expone en esta muestra, pertenece a la primera etapa, a la que Juan Ramón Jiménez siente como que,
«Vino, primero, pura 4,
vestida de inocencia;
y la amé como su niño.
Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes;
y la fui odiando, sin saberlo.»
En su Capítulo CXXXII, La Muerte, elegía andaluza, brevísimo, de apenas 188 palabras, pero completo, se ofrece una imagen recreada por el poeta, pensamientos, reflexiones, luces y sombras, voces, espacios, miedos, dolor, belleza, llevándonos, a través de su propia mirada, su experiencia cercana con la muerte.
1 Urrutia, Jorge [cvc.cervantes.es] (07/06/2020). La adolescencia sevillana de Juan Ramón y su descubrimiento de la poesía. Recuperado de: https://cvc.cervantes.es/literatura/escritores/jrj/acerca/urrutia_02.htm
2 Jiménez Mantecón, Juan Ramón (2007). Eternidades (1961-1917). Madrid, Visor libros.
3 Centro Virtual Cervantes [cvc.cervantes.es] (07/06/2020). Juan Ramón Jiménez. Cronología. 1881-1915. Recuperado de: https://cvc.cervantes.es/literatura/escritores/jrj/cronologia/default.htm
4 Poesía de Juan Ramón Jiménez Vino, primero, pura, incluida en su libro Eternidades (1918).
Sin embargo, y a pesar de la estampa de un cuerpo yerto, la escena se llena con el rayo de sol que entra por la ventanilla, cuando de repente, algo inesperado sucede, «revolaba una bella mariposa de tres colores».
Este instante de belleza efímera, mística, de juego de luces, sombras y movimiento, será el que invite a estas manos fotografiadas a bailar con su sombra, dedicándole gráciles movimientos como de alas de mariposas.
Existen otros significados, los secretos, los que están encerrados en el alma del poeta, abiertos a conjeturas, que revuelan en nuestro imaginario como una mariposa sin quedar del todo definidos, definitivos, más que suavemente dibujados, a través de un texto humilde y sereno, luminoso, sencillo, como poesía en estado puro, a esta primera, la que ansía el poeta, a la que vuelve el poeta en su etapa verdadera. Finalmente queda la mirada del niño, de ese niño poeta.
Pitavolas funciona como contrapunto al tenue juego de luces y sombras presentes en las obras fotográficas de Kinsukuroi y La Muerte de Platero.
Es la palabra con la que se nombra a las mariposas en el Principat d’Andorra, ese pequeño país donde no existen las puestas de sol, que florece con las papallones diürnes, como se llama a las mariposas diurnas en catalán (idioma oficial del país), una de las especies más amenazadas del planeta.
Estos frágiles lepidópteros pueden ser vistos cuando el gélido aliento de las que todo lo ven, de las que todo lo callan, las eternas montañas, las que contemplan el transcurrir de la vida, dan paso a la primavera. Un mundo de ensoñación, donde se percibe la fuerza de la vida en estado salvaje, fuerza creadora, aunque frágil y delicada.
Papallones luminosas, que, en estado de crisálidas esperan pacientes y silenciosas, protegidas por las montañas de l’Alt Pirineu, y que, llegado su momento, con extremo esfuerzo, abriéndose paso a través de esa grieta que permitirá secar sus alas, dejando fluir la sangre por todo su cuerpo, emergerán liberadas, desplegando sus aprisionadas alas.
Pitavolas cuyos colores vibrantes de aleteos temblorosos, delicados, fugaces, fuertes y vivaces inundan el valle de Sorteny, en Ordino, Andorra, imponiendo un sentir sobre lo efímero de la belleza, participando de la vida cuya eternidad se mueve entre un día y diez meses, que bien puede ser ese instante fugaz de consciencia plena.
La artista, Ceres Adriana
Por Diego González
Graduada en Bellas Artes, en 2015, en la Universidad de Sevilla, nacida en Sevilla (España), cuenta con otras titulaciones universitarias que le dan ese carácter polímata, término que usa para autodefinirse.
Desde que comienza su formación artística, ha estado implicada en distintas exposiciones de carácter individual y colectivas, llevando a cabo proyectos cargados de «intenciones comunicativas», siendo la cuestión de la ciencia y el arte, en definitiva, el conocimiento, ese otro lugar «a donde acude cuando tiene sed.»
Se expresa abducida por el deseo de aprender, atrapada en una «estimulante espiral» en la que se mueve y la que le hace adoptar la posición de aprendizaje, «en un constante diálogo con el conocimiento», buscando enriquecer el discurso de su trabajo artístico.
Luego encontramos esas lecturas entre líneas que permiten a la propia artista compartir la belleza que encuentra a su paso, con la idea, tal como ella misma lo expresa, de «mover un poco mi pensamiento y un poco el de quien mira o participa de este banquete del que nunca me sacio.»
Datos De Organizadores De La Exposición
Ceres Adriana García-Baquero Velasco
Teléfonos 626 76 06 59
E-mail ceresgbv@hotmail.com
Web: https://ceresgbv.wordpress.com/
Centro Las Sirenas, Sevilla
Alameda de Hércules, 30, 41002 Sevilla
Teléfonos 955 47 12 93
Fax 955 47 12 94
E-mail centrocivicolassirenas@sevilla.org
Documentación Gráfica
Algunas de las obras de la muestra:
Kintsukuroi II, fotografía sobre papel Silk, 30 x 40 cm (2020)
Kintsukuroi VIII, fotografía sobre papel Silk, (2020)
Kintsukuroi IV, fotografía sobre papel Silk, 30 x 40 cm (2020)
La Muerte de Platero I, fotografía sobre papel Silk (2021)
Pitavola II, acuarela y grafito sobre papel (2021)
Pitavola I, técnica mixta sobre papel (2021)
Pitavolas blaves, grogues i daurades (mariposas azules, amarillas y doradas), técnica mixta sobre papel (2021)