Pinturas de JOSÉ LIZASOAIN FREÜLLER
Desde el lienzo se recibe una luz fragmentada, partida, disuelta, esquiva, granulada, retintada de tonos. La pintura como una piel o un tapiz, tierra de cultivo, o como apuntara Esteban Vicente, «una suerte de escritura, de caligrafía». Aquí se desarrolla como tal.
Exposición comisariada por Fernando de la Rosa