Obras de Álvaro Albaladejo.
Medianoche después del desierto se ubica en la convergencia de dos intensidades, como dos imágenes en colisión: la figura del cactus y el ornamento, vinculados entre sí por su potencial alucinatorio. El cactus hace referencia a los estados alterados de conciencia, una alusión directa a la mescalina alucinógena que puede encontrarse en varias especies de esta familia. Vegetal próximo a lo mineral y lo inorgánico, que se mueve en el territorio de los vivos a la vez que pertenece de algún modo a la metafísica de los muertos, del fósil, de la momia o la piedra. El ornamento es a su vez emblema de una catarsis del ojo. Sistema de compresión del módulo y de la construcción fractal de la imagen, el ornamento logra exponer la percepción misma, que se deja ver a través del ritmo plástico ornamental (repetición, variación, alteración, estructura, desarrollo).
En este proyecto la medianoche es un estado mental, algo así como el lugar y el tiempo, el kairós de las apariciones. Es el estado que sucede al desierto. A un desierto cuya amplitud se repliega a su vez sobre el tiempo, sobre un tiempo vacío que precede a la medianoche y que, como la extensión de arena misma, no garantiza la estabilidad de ninguna forma. Es en ese estado mental donde tiene lugar el encuentro entre lo lisérgico y la dehiscencia. Donde la apertura del fruto que deja salir la semilla, o la separación de los tejidos de una herida en proceso de cura, abren una fisura psicológica por la que emerge la imagen del cactus.
Medianoche después del desierto forma parte del ciclo de exposiciones itinerantes por la comunidad andaluza del Programa Iniciarte y puede ser visitada en la Sala Siglo XXI del Museo de Huelva hasta el 24 de enero de 2021.