De MAURIZIO LANZILLOTTA (Campobasso, 2 de abril de 1960)
Artista italiano contemporáneo caracterizado por el empleo en su obra de una figuración de connotaciones metafísicas.
La pintura como significante y como significado. La pintura que parte de cero: una línea de color-luz sobre la tela desnuda. Sin passe-partout, sin marco: una tela desnuda con una única línea de color-luz colgada en la pared con dos chinchetas. Un albor de una vida apenas (re)surgida. Una metempsicosis para (re)comenzar. (En el arte italiano las resurrecciones han sido numerosas, muestra de ello es el Renacimiento: el nombre habla por sí solo). Un recomenzar que no está sujeto a significados, que no está sujeto a una finalidad que no sea precisamente el quizá: un acto de optimismo de la voluntad en detrimento del pesimismo de la razón. Los autores a los que Maurizio admiraba por entonces (y a los que todavía admira) son Rothko y Klein: aquí están sus orígenes. Si no se comprende esto, se corre el riesgo de presentar a Maurizio Lanzillotta como un excelente pintor, pero fuera de la historia. Mas no solo de la historia del arte, sino de toda la historia del siglo veinte. La historia del niquilismo, de la muerte de la filosofía, de la muerte del arte, de la muerte de Dios, etc. Episodios en absoluto archivados. Por lo demás, no hay renacimiento sin muerte: incluso el Evangelio proclama que si la semilla no muere, no re(nace) el trigo.