Cuando heredé la vitrina de mi bisabuela no era tan consciente del paso del tiempo, y es que la juventud es lo que tiene, te crees que nunca va a terminar, y así como quien no quiere la cosa, la vida pasa volando, todo sucede demasiado rápido y no te enteras de naaaá. Todo lo que empieza, acaba… Pero… ¿La vida ha empezado? ¿Cuándo ha empezado?, es que no me entero!!! ¿Pero…a dónde va?
Así que decidí traer al presente mis recuerdos, echar a volar mis pensamientos, ordenarlos del derecho y del revés, hacer reflexiones, sacar las emociones que mis experiencias me han producido para mantener viva la llama de los buenos recuerdos, hacer las paces con mi peor pasado para darme el mejor regalo que me puedo dar: vivir el presente convirtiendo lo ordinario en extraordinario.
¡Que comience ya antes que se vaya volando!