Es el segundo proyecto de Manuel Rosa, seleccionado en la convocatoria para jóvenes artistas plásticos.
En esta exposición, indaga en el episodio de destrucción más violento de la naturaleza: la erupción volcánica.
Las paredes blancas de la sala están llenas de magma, lava hirviendo, gases oscuros y fumarolas de color rojo. Los volcanes azules que conforman esta recreación están dibujados minuciosamente por el artista sobre diversos soportes -madera, papel y mural- , mediante una técnica mixta que mezcla rotuladores calibrados, el grafito y la acuarela.