Al término de la Segunda Guerra Mundial, en París, por entonces considerada la capital internacional de las artes, triunfa en la escena artística el lenguaje abstracto, tanto geométrico como gestual. Es en este contexto donde se da a conocer un joven ruso exiliado: Nicolas de Staël.
Nacido en San Petersburgo en 1914, formado en Bélgica, instalado en Francia desde 1938, Staël expone por primera vez en París en 1944. Su obra refleja por entonces una abstracción austera y sombría. Poco a poco, la luz se abre paso en sus composiciones, al igual que el color, con una intensidad casi incandescente. Staël adopta formas más figurativas a partir de 1952, pero sin rechazar los logros artísticos de periodos anteriores. Este intento de síntesis pictórica responde a una búsqueda de la verdad y de lo absoluto, en diálogo con otras artes, la poesía y la música.
El Centre Pompidou reúne por primera vez en Málaga todas las obras que conserva de Nicolas de Staël. Este fondo de referencia, iniciado en vida del artista y enriquecido gracias a su generosidad, reúne las obras más importantes de Staël e ilustra el deslumbrante viaje artístico de uno de los pintores más notables del siglo XX.
Comisariado: Christian Briend, junto con Anne Lemonnier.