La exposición es una muestra de los últimos trabajos de Marina Anaya en grabado y pintura y comparte los referentes constantes de su obra, acerca del amor, la naturaleza como territorio y el optimismo como bandera.
Muchas de las obras expuestas están hechas después de un viaje a Okinawa (Japón) y de una manera más o menos evidente están inspiradas en esas islas maravillosas que comparten con Cádiz un mar inmenso, puestas de sol con colores y formas increíbles y ese horizonte infinito que solo tienen los lugares con un océano delante.