Comisario: Óscar Curieses
Una muestra de Andrés Rábago, cuya obra es conocida también bajo los nombres de OPS y El Roto. A lo largo de una trayectoria artística que abarca medio siglo, en la obra de Andrés Rábago (Madrid, 1947) se pueden rastrear temas o motivos que han persistido con variaciones en la producción de sus tres heterónimos. La mirada dadaísta de OPS registra en sus dibujos el inconsciente del franquismo con una visión áspera y descarnada cercana al humor negro. Las viñetas de El Roto, su heterónimo satírico todavía en activo, muestran una aguda crítica social que pone en tela de juicio la actualidad y el statu quo dominante. Rábago, el pintor, se ocupa de ciertas dimensiones de lo humano y lo real que parecen haber sido desatendidas e ignoradas en nuestra época como lo sagrado, lo trascendente o lo espiritual.
Las obras seleccionadas en esta exposición muestran un conjunto significativo de esos motivos recurrentes en su producción (la familia, los pájaros, la vigilancia, la figura del doble, las guerras, el arte, los sombreros, etc.) y sondean los vasos comunicantes de esas tres vertientes del artista, tan diferentes a priori. Los temas aparecen ordenados de forma idéntica en cada planta, pero con imágenes diferentes que permiten profundizar en ellos, ampliarlos o contrastarlos. Se trata de constantes que configuran buena parte del mundo de Andrés Rábago y prefiguran otra imagen del mundo, la narración que el espectador irá construyendo durante su visita. Precisamente de ahí surge, en parte, el título de la exposición: Una microhistoria del mundo. Esa microhistoria nos habla de su obra y de su universo, pero también del nuestro y de cómo lo construimos e interpretamos.
En su afán por conectar y relacionar la plástica de los tres heterónimos e indagar en el fenómeno intertextual, el comisario, Óscar Curieses, ha escrito una serie de microhistorias, de modo que cada tema esté asociado a una breve narración que puede descargarse por medio del código QR que lo acompaña. Su intención es la de subrayar que el arte es una construcción abierta y colectiva, que no pertenece solo al autor, a la crítica, a los comisarios o a los espectadores, ni tampoco al mercado, los museos o las galerías. Ese bloque de significado que es la obra de arte emerge desde una suma de visiones que se van enriqueciendo, superponiendo y cuestionando con el paso del tiempo, y que tienen como único límite el referente, es decir, la propia materialidad de la obra, física y simbólica. Esa ha sido precisamente la voluntad compartida de esta exposición y de los textos que la acompañan: proponer un itinerario de entre los muchos posibles del trabajo de Andrés Rábago. Es el momento ahora de que los espectadores tomen la palabra y construyan su historia.