Obras de los dos artistas andaluces, que se conocieron en París en 1924 y que mantuvieron una relación de maestro y alumno que sirve como hilo conductor en esta inédita exposición
La muestra, organizada por la Fundación Unicaja, es ta compuesta por 81 obras -36 del artista universal y 45 del genial pintor rondeño-, que rememora, a través de un mismo hilo conductor, la relación que mantuvieron desde su primer encuentro en el Salón de Otoño de París en 1924, donde surgió una amistad ya imperecedera, jalonada con encuentros en el estudio que Picasso tenía en la Rue Lavoisier, y fortalecida en multitud de encuentros, exposiciones o actos políticos.
Una exposición marcada por las vanguardias de la época
El recorrido expositivo de la colección arranca en la planta baja del Centro Fundación Unicaja de Sevilla, con un espacio denominado ‘Cubismo. Escuela de vanguardias’, en el que se pone de relieve el nuevo lenguaje plástico creado por Picasso y cómo su irrupción cambió para siempre la historia de la pintura. ‘Los segadores’ (1907), ‘Botella de Bass, guitarra, diario y copa sobre una mesa cuadrada’ (1913-1914) o el monumental ‘El pintor y la modelo’, de 1963, son magníficos ejemplos sobre los que pulsar su origen, desarrollo y consecuencias.
La siguiente sala, titulada ‘Neocubismo. Ventana abierta a una nueva pintura’, protagoniza los primeros pasos pictóricos del Peinado parisién. Se exhiben aquí el neocubismo de ‘Velador’ (1925) o ‘Frutero’ (1929), de Peinado, que Picasso había avanzado en óleos como ‘Frutero’ (1917) o ‘Verre, poire et citrón’ (1922).
En la siguiente sección ‘Retorno al orden, Neoclasicismo y Nuevos Realismos’ se plasma el fuerte impacto que la obra picassiana causó en Peinado en sus primeros años parisinos. El retorno a la forma clásica, preponderante en Picasso entre 1919 y 1924, fue el pilar en el que Peinado se apoyó cuando llegó a París en 1923, y fue justamente el abandono de ésta por parte de Picasso el que marcó el inicio del Peinado neocubista.
Con ‘Bodegones en la frontera de la abstracción’ continúa el recorrido expositivo, en el que Peinado moldea ‘su’ cubismo y su influencia picassiana, también con guiños a Paul Cézanne, para adentrarnos en la siguiente sala, donde finaliza la primera parte del recorrido, llamada ‘Triunfo de la forma y el objeto. Naturalezas muertas’. Se trata de todo un ejemplo de armonía poscubista, donde se exhiben obras de Picasso, como ‘Nature morte à la pasteque’ (1962) o ‘Naturaleza muerta con jarra de gres’ (1947); y de Peinado, como ‘Bodegón cubista’ (1955) o ‘Bodegón de las peras’ (1942).
El espectador sube a la planta alta para continuar con la exposición en la sala ‘Triunfo de la forma y el objeto. Figura humana’, donde se inicia la segunda parte del recorrido. Aquí se encuentran lienzos como ‘Don Quijote’ (1947), gran ejemplo de la formulación geométrica y abstracta que adoptaron muchas obras de Peinado entre 1945 y 1954, y que Picasso aplicó a sus figuras, como se puede apreciar en ‘Claude en marrón y blanco’ (1950) o ‘Mousquetaire à la pipe’ (1968). Se exhibe a un Peinado que distribuye color y luz, con contundentes trazos negros, distribuidos con rigor, dentro de espacios sencillos y armónicos, generando composiciones claras y eficaces. Buenos ejemplos son ‘Bodegón con busto y platos de frutas’ (1949) o ‘Dama sentada’ (1961).
Con ‘La belleza plástica del cuerpo’ prosigue la muestra, un apartado en el que los dos artistas, del natural o a través de fotografías o recuerdos, adoptan diferentes lenguajes plásticos, enfoques y diversas pretensiones del desnudo, desde las profundas simbologías picassianas a lo humorístico y formal de Peinado, con la mujer, siempre, como protagonista absoluta y principal.
Toros, palomas, cabras y caballos monopolizan el último apartado de la exposición, titulada ‘Fisonomías y formas animales’, todos sometidos a profundas metamorfosis y transformaciones en la obra de los dos artistas.
De Picasso se exponen 36 obras: nueve óleos, dos dibujos, 16 grabados, dos acuarelas/gouaches, seis cerámicas y una escultura; mientras que se han recopilado 45 trabajos de Peinado: 24 óleos, cinco dibujos, tres grabados y 13 acuarelas/gouaches.
Las 81 piezas reunidas en esta exposición provienen gracias a la cesión de obras del Museo Picasso Málaga, la Fundación Picasso - Museo Casa Natal de Málaga, el Museo Unicaja Joaquín Peinado de Ronda, el Museu Picasso Barcelona, la Galería Guillermo de Osma, el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, la Fundación María José Jove de A Coruña, el Artium de Álava, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y la Colección Carmen Thyssen-Bormenisza.
Una amistad más allá del arte
Cuando el joven Joaquín Ruiz-Peinado Vallejo (Ronda, 19 de julio de 1898) vio por primera vez la obra de Pablo Ruiz Picasso (Málaga, 25 de octubre de 1981) en las aulas de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, jamás pudo imaginar que el genio universal iba a convertirse, poco después, en un amigo cercano y acogedor que, en determinados momentos, ejerció hasta de mecenas.
En noviembre de 1923, Peinado emigró a París y allí, en el Salón de Otoño, en 1924, se produjo el primer encuentro entre ambos. Y eso que Picasso conocía con anterioridad al rondeño, puesto que Manuel Ángeles Ortiz ya los había presentado. Pero fue en el Salón de Otoño donde nació la amistad, que se fomentó, poco a poco, con visitas de Peinado al estudio de Picasso en la Rue Lavoisier y compartiendo amigos, misivas, eventos, tertulias, exposiciones, actos de reivindicación política por la República, homenajes, fiestas o funerales.
Picasso fue un faro y guía para Peinado, y no dudó incluso en convencer a marchantes de arte para que se fijaran en la obra de su paisano y la difundieran por el París de la época, el verdadero epicentro del mundo del arte.
La simbiosis fue tal que llegaron a exponer juntos en múltiples ocasiones, destacando, bajo el paraguas de Cahiers d´Art, la primera de ellas, titulada Peintres Espagnols de Cahiers d´Art. La muestra se celebró en el hotel Carlton de Biarritz bajo la organización de la Galería Jeane Boucher de París entre julio y agosto de 1928.
Ahora, ambos vuelven a unirse, en Sevilla, en la muestra ‘Pablo Picasso y Joaquín Peinado. Encuentro en las vanguardias’ de la Fundación Unicaja, con la intención de ahondar en un mapa más profundo de relaciones, inspiración y evolución, basado en un contexto sociológico y artístico común en el que Joaquín Peinado acompañó a Pablo Picasso en todos y cada uno de sus periodos creativos, fijando las claves relacionales de una época fundamental dentro del desarrollo del arte español del pasado siglo XX.
Esta ambiciosa exposición aumenta la amplia producción propia de la institución, que en este año 2019 ha organizado ya ‘Sorolla tierra adentro’ (Sevilla y Málaga), ‘Geometrías sutiles. Poemas de Antonio y Manuel Machado’, ‘La visión en España en la pintura victoriana y la pervivencia del modelo romántico’ o ‘Divina Alusión. Religión y Religiosidad en la Colección de Arte Fundación Unicaja. Siglos XVI-XXI’.