Exposición de Carlos León.
CARLOS LEÓN (Ceuta, 1948) forma parte de la generación de artistas que, desde los años setenta del pasado siglo, se interesó por los nuevos caminos de la abstracción pictórica y fue alcanzada por el efecto Guerrero. Son varios los aspectos (biográficos, de carácter, de actitud y poética, plásticos) en los que coinciden León y Guerrero a lo largo de sus respectivas trayectorias. Pero quizá se impone uno: el hecho de haber afrontado el impacto de los grandes pioneros del expresionismo abstracto sin sucumbir al peso de su legado formidable. Los dos artistas españoles cuentan con la necesaria solidez para imbuirse de la energía de ese movimiento vertiginoso sin ser fagocitados por él.
Su obra ha tenido en el expresionismo abstracto un referente fundamental, ampliado con las revisiones y herencias que de él se han venido produciendo. Su ambición e intensidad le hicieron revivificar algunos elementos originarios (la gestualidad automatista que llega a Twombly, la implicación en el cuadro de todo el cuerpo a la manera de los action painters, la amplitud de los planos de Rothko o Newman) con un ímpetu y una apertura que lo han conducido a regiones inexploradas. Tras un largo y profundo camino de formación, Carlos León ha logrado una madurez en la que lleva más de una década instalado, produciendo una obra de plenitud. Esta exposición es una buena muestra de ella, así como un homenaje que el pintor quiere tributar a su amigo y maestro José Guerrero.