Nuevo proyecto de Alegría y Piñero
Los artistas abren el círculo y continúan trazando nuevas perspectivas sobre el cuadro. Cuatro obras inéditas completan el proceso creativo de la serie anterior, atendiendo esta vez a figuras con las que hasta ahora no habían trabajado: la cabeza del conde y la emperatriz en la hoguera. Cada pieza de la muestra es en sí un ejercicio al que la imagen queda sometida: la figura central del cuadro es vertida hacia dentro, triplicada y deformada hasta esquivar su voluntad erguida; arrodillada y desplegada; su rostro, dibujado 480 veces, pierde su mutismo y encuentra en el margen de error de la repetición su expresión; la cabeza, herramienta y huella, se oculta y proyecta tras el hueco; la silueta de la emperatriz es facetada en círculos que, al perder su centro, desvelan un movimiento oculto en la unidad mínima del gesto, la postura. Su giro vertical se transforma en sinuoso movimiento lateral, girar cíclico, hipnótico, que se despliega en un coro de figuras que duplica y genera un eco de sombras controlado.
Duplicidades, espectros, vacíos revelados que se hacen tangibles a través de rudimentarios artificios ópticos. Artilugios que catalizan, dilatan, fragmentan y centrifugan ese tiempo larvado, extenuando a la imagen hasta revelar lo que los artistas denominan su expresión fantasma.