Una selección de los mejores cuadros pintados por el autor desde el 2016 al 2018 que narran historias fantásticas, que son ventanas a paisajes soñados. Una pintura que se aleja de la falta de valor estético de la realidad contemporánea y abraza la frivolidad atemporal de la belleza de lo extraño. La búsqueda eterna de Dios. La muestra, constituye pues, una inmersión a lo más profundo de un universo hermoso, inquietante a veces e incluso monstruoso, un paseo por un particular gabinete de las maravillas.
Igual que los monstruos no son tales por su naturaleza inusual, sino que es el contexto el que los monstruiza, el sistema el que los señala y los convierte en diferentes y sin embargo ellos son felices rodeados de los suyos en un mundo de iguales; esta muestra busca la Belleza más pura y descontextualizada, la Belleza a veces diferente y no siempre luminosa para a través de ella acercarse a un cierto renacimiento antropocéntrico. Recoger una tradición olvidada por muchos y devolver al espectador el privilegio de contemplar el corazón de las cosas. Atravesar el espejo y buscar un doble sentido, invertir los sentimientos, desvirtuarlos y darnos cuenta de que los monstruos éramos nosotros.