Cuando Federico García Lorca llegó por primera vez a Cataluña, en la Semana Santa de 1925, sabía que su amigo Salvador Dalí, el responsable de ese viaje, tenía una hermana llamada Anna Maria. Probablemente durante el viaje hasta llegar a Cadaqués, Lorca supuso que ese encuentro con los Dalí y el paisaje ampurdanés cambiaría su vida, como así fue, pero también la de aquellos que tuvieron la dicha de conocerlo. En el caso de Anna Maria Dalí, ella se dedicó buena parte de su vida a conservar la memoria de esa amistad y permitir que no muriera nunca ese recuerdo.
Buena prueba de ello es el epistolario del poeta con Anna Maria y que ella conservó con sumo cuidado toda su vida hasta que decidió donarlo, en 1987, al museo-casa natal de Fuente Vaqueros, iniciándose una relación con esa institución que fue más allá de la muerte de la hermana del pintor. Tras su fallecimiento, gracias a Antonina Rodrigo, Josefina Cusí y, especialmente, Emília Pomés, siguieron llegando a Fuente Vaqueros más teselas de ese mosaico de la amistad, como uno de los bocetos del decorado de “Mariana Pineda” o un “Romancero gitano” dedicado al padre de los Dalí. Esta exposición reivindica a Anna Maria Dalí, amiga de esta casa gracias a la puerta que le abrió Juan de Loxa, aportando nueva documentación gracias a recientes investigaciones, como las de Mariona Seguranyes o Ian Gibson, así como nuevas donaciones. Anna Maria Dalí sigue viviendo en Fuente Vaqueros. Federico García Lorca fue amigo de Cataluña. Anna Maria Dalí es amiga de Fuente Vaqueros.