Esta muestra monográfica permite al público disfrutar y conocer la obra de uno de los pintores más destacados de la Granada de comienzos del siglo XX, cuyas creaciones se dispersaron después de su prematura muerte.
Por ello, la exposición constituye una gran oportunidad de contemplar una selección de sus trabajos por primera vez desde hace casi 100 años.
Ramón Carazo, artista y profesor en la Escuela de Artes y Oficios de Granada desde 1922 hasta 1933, sería, junto a Gabriel Morcillo, el último gran creador de una escuela granadina específicamente autóctona de la generación posterior a Rodríguez Acosta y López Mezquita, con un estilo muy característico que no tendría una continuidad relevante en la ciudad. A este estilo granadino Carazo aportaría un sentir poético y evocador que emerge de un mundo creado, sencillo y cotidiano, formado por sus expresivas figuras de la realidad circundante, con nombre y a menudo mote, pero en cierto modo sublimadas ante un paisaje romantizante, rodeadas de objetos populares como, vidrios de Castril, cerámicas granadinas, de Níjar, de Andújar, cobres batidos, tejidos alpujarreños, etcétera.
El conjunto de obras que se expone en esta muestra incluye algunas obras de juventud realizadas bajo la influencia del simbolismo y la ilustración, que para Carazo y otros artistas granadinos como Ismael de La Serna y Manuel Ángeles Ortiz con quienes tuvo estrecho contacto, sería una importante base para la gestación de sus personalidades artísticas en un momento en que buscaban un nuevo lenguaje. Aunque Carazo optaría por un arte más enraizado con la tradición, de alguna manera perduraría en su obra un cierto aire simbolista.
Su prematuro fallecimiento a los treinta y nueve años truncaría una carrera que prometía un gran futuro. Sus obras finales se caracterizan por una mayor depuración técnica que da lugar a un tipo de clasicismo de ambiente popular, eco de una tendencia de la época que Carazo llevaría a cabo con refinamiento y personalidad propia.