La existencia del Molino de Martos está ya documentada desde el periodo musulmán. Tras la conquista de la ciudad por Fernando III en 1236 fue cedido a la Orden de Calatrava hasta el año 1839.
A lo largo de los siglos su estructura y dependencias han sido objeto de continuas reformas y reparaciones motivadas tanto por el cambio de tipo de molino, de rueda vertical a rueda horizontal, como por el aumento de piedras de moler. Después de su restauración en 2003 por el arquitecto Juan Navarro Badeweg, en su planta superior se ubica la sala de recepción y exposición, y en la inferior las de Molienda y Batanes. Además, este molino cuenta con un importante patrimonio cultural que ofrecen en forma de visitas guiadas, dando a conocer el funcionamiento del molino en su época de mayor actividad. En el Molino de Martos, el más importante de la zona, el visitante puede conocer parte del patrimonio cultural y etnológico de la ciudad: la gestión del agua, la cultura alrededor de la industria harinera, la producción de paños, tejidos y pieles, y además disfrutar de esta sala de batanes tan bien conservada.