De MARC LARRÉ (Barcelona, 1978)
La sincronía, definida como coincidencia de hechos o fenómenos en el tiempo, se nos presenta como un posible y amplio campo de trabajo en la actualidad gracias al auge y la accesibilidad de las nuevas tecnologías de la información. La sincronía abarca el total, no excluye, no divide, no ignora cualquier alternativa. Es una invitación a la coexistencia. La fotografía es una herramienta tecnológica que tiene un tremendo potencial. A la hora de interpretar las fuerzas que ella pone en juego, tradicionalmente se ha dado siempre prioridad a su condición de documento, de testimonio, a los elementos temporales por encima de los espaciales. Es imagen fija, parada tanto en el espacio como en el tiempo. Toda fotografía, además de tener una interioridad, un tiempo al que remite, un sentido dentro de la historia de los acontecimientos, tiene una exterioridad: una inscripción, un espacio escrito (-grafía), una piel. Comprender una fotografía es sólo posible cuando estamos escritos, inscritos, d-escritos por la misma marca desde la cual hablamos, la misma piel.