De Ana Prada (Zamora, 1965). Comisarios: Manuel Olveira y Álvaro Rodríguez Fominaya
Una revisión de trabajos desde 1994. La obra de Ana Prada parte del objeto cotidiano para construir, desde la unidad de medida imaginaria de tazas, pelotas de golf, rulos o cuchillos, estructuras geométricas complejas, a veces de escala monumental.
Esta interrelación entre objeto cotidiano y escultura está en el centro de la tensión conceptual y formal que gira entorno a estas obras. Al mismo tiempo el volumen escultórico, la medida y el material generan diversos espacios y planos de perspectiva para el observador. Lo que en la distancia puede parecer una retícula, un tótem o un cubo, en el plano cercano se desvela como un conjunto de cucharas o botes de plástico desprovistos de su función utilitaria.
Esta búsqueda de objetos, texturas, materiales y colores, no es una asociación casual sino el resultado de un proceso de experimentación donde las propiedades de estos elementos se subordina a la obra de arte. De esta manera, Ana Prada lleva los materiales al límite de su frontera física de carga, pesos y fuerzas.