Cuarenta obras pictóricas narran la totalidad de la batalla naval más cruenta y decisiva de la historia.
Las técnicas son utilizadas en función de la finalidad de la obra, tanto estética como emocionalmente. Carboncillos, acrílicos, óleos, guaches...
Unas veces se acercarán a lo concreto, y otras a lo abstracto, a la esencia de la acción y el movimiento, del temor y de la valentía. Flashes y recuerdos de quien estuvo allí, como así nos lo narra en su primer libro de los Episodios Nacionales Pérez Galdós a través de su personaje Gabriel de Araceli.
Las obras aportan imágenes y sensaciones nunca antes vistas a nuestro imaginario colectivo. Y crea, de esta forma, un “friso narrativo” a través del cual vemos reflejadas la crueldad y la humanidad de la guerra.
Aparece otro aspecto renovador y contemporáneo en la temática histórica, que es el huir de los retratos de cámara, y presentar los “personajes” al espectador a través de retratos psicológicos, mostrándonos su personalidad, su actitud, su resentimiento, su valentía, o su oscuridad.
Cada obra presenta novedosamente unos “títulospoema” que añaden información adicional a los textos, tanto históricos como literarios, y enriquecen la visualización de la pintura.