Como homenaje a la Bauhaus en su centenario, Ángeles Alcántara Sánchez escoge las figuras del Ballet Triádico y las dibuja, no contorneando la silueta, sino produciéndolas mediante un trazo oscilatorio a la manera del sismógrafo que registra el temblor, el movimiento. Dibujar aquí resulta de la acción de una máquina subjetiva, la dibujante-autómata, que se limita a registrar.