Fernando García Méndez
El artista parte de la idea de hacer un tratado sobre la mirada. La mirada que se genera en el transcurso de la vida y que aglutina todas las experiencias que uno posee, posibilitando dar un matiz particular a lo que hacemos, lo que vemos y lo que compartimos. Los trabajos que componen la propuesta recogen diferentes formas de acercamiento a las cosas y vislumbre de lo que pueden ser.
La mirada como instrumento sutil de apreciación personal, definida por uno mismo y elegida por cada cual. Si bien en la génesis de la exposición está la mirada como objeto de estudio, es a partir de ahí que surge un reflejo sobre el pensamiento del artista en torno a ella, hibridado con elementos que empiezan a ser recurrentes en su obra.
En esta exposición confluyen diversas líneas de trabajo, ya que el artista entiende que cada pieza es parte de un corpus superior, algo así como parte de un teatro de la memoria. Obras que pertenecen al linaje de un grupo ya existente y otras que inician lugares propios. De ahí el reflejo reverso de un reflejo, la chispa que enciende ese motor de explosión.