Nuevo proyecto escultórico del artista Jacobo Castellano para la fundación NMAC.
Después de varios meses de intenso trabajo, se abre al público una obra site-specific como todas las que se llevan a cabo en la colección NMAC. Los recuerdos, las imágenes y los objetos de la infancia, y en general los enseres que acompañan la vida de las personas, son el origen de una parte importante de la obra de Jacobo Castellano. Su trabajo ha evolucionado desde los procesos iniciales de recuperación y ensamblaje de retales y desechos hasta la recontextualización de objetos buscados y con una historia propia. Siguiendo esta línea, el proyecto concebido para la Fundación NMAC gira en torno al concepto del tránsito. Según palabras del artista, “Viga Mádre” es un homenaje a las miles de aves que viajan cada temporada desde el Norte de Europa hacia África. Conjugando lo político y lo poético que tiene el devenir de estos animales de un continente a otro sin necesidad de pasaporte, Jacobo Castellano construye esta “casa para las aves”, un palomar creado a base de antiguas traviesas de tren, haciendo un guiño al palomar de la Breña, en Barbate, el más grande del mundo. Uno de los habitáculos que sirven como palomar está construido con baldosas de la mítica empresa granadina Fajalauza, fundada en 1517, y que hoy en día todavía se dedica a suministrar azulejería para la restauración de la Alhambra. Con esta escultura, Castellano vuelve a la idea de “retorno al hogar”, tan significativa en su obra desde sus primeros trabajos. Es en este contexto específico donde se ubica la Fundación NMAC, un pequeño punto geográfico entre los continentes africano y europeo, donde cobran sentido estos aspectos, relacionando el tránsito y la memoria de las aves y de las personas.