HISTORIA DE UNA AMISTAD
La exposición explora por primera vez en profundidad el trabajo común y la influencia que estos excepcionales creadores ejercieron entre ellos y sobre su ámbito de trabajo y vida. Los primeros documentos de esta amistad continuada entre Zuloaga y Falla los encontramos en 1913, fecha en la que el compositor solicita una ayuda y consejos a su amigo pintor. A partir de ese momento, habrá una relación epistolar y un buen número de trabajos realizados entre ambos artistas, a través de numerosos encuentros en París, Madrid y Granada. Varios proyectos tomaron forma, algunos se materializaron y de esta relación fecunda pasados quince años surgiría “El retablo de maese Pedro”, basado en un pasaje de El Quijote y la culminación conjunta de dicha amistad representado en la Ópera de París en 1928. Una amistad inteligente que se fortalece y estrecha entre los dos artistas, pero que trasciende a los dos amigos, generando un movimiento y un resultado creativo artístico en la generación de su época.