Se celebra el 13 de diciembre. Dice el refrán que: ‘Santa Lucía, acorta la noche y alarga los días’. Y eso es lo que sucede cuando entra el invierno, que la luz de la santa siracusana comienza a brillar.
Aunque la fiesta se celebraba desde muy antiguo, fue desapareciendo poco a poco, pues la recolección de la aceituna hacía que se estuviese más ocupado en esta y dejó de celebrarse la patrona.
En los años 60 del siglo XX, un grupo de fraileros, capitaneados por Luis Cano Martín, retoman la tradición y desde entonces se festeja la patrona con función de iglesia por la mañana y procesión por la tarde.