Los orígenes de esta festividad se remontan a mediados del siglo XVI, cuando los enfrentamientos entre moros y cristianos estaban a la orden del día. En el fragor de la contienda y ante la intención de las filas moras de destruir las imágenes y figuras religiosas de la localidad, se cuenta que los hombres del pueblo salieron a defender y salvar a la virgen llevándola a hombros hasta una cueva donde la escondieron.
Durante la procesión de los Hachos, la Virgen de los Remedios es la protagonista. Al salir de la iglesia es recibida con tiros, tracas y aplausos. Su recorrido es iluminado por los "tiraores", creando un ambiente impresionante y lleno de emoción. En la procesión de los tiros disparan salvas de pólvora con sus armas y protegen a la Virgen de los Remedios —patrona también de las Fuerzas Armadas Españolas—, haciendo la Carrerilla durante el tramo, en la que todos los componentes van corriendo durante un buen trecho.