Los mayordomos, durante el verano, recogían las limosnas para la caridad, que consistían en una cuartilla de trigo colmada por vecino labrador. Posteriormente el trigo se transformaba en harina, y con ésta se amasaban los roscos que se repartían el día de san Marcos, en el llamado "Reparto de la caridad".
El día 22 de abril, por la tarde, comenzaba la cocción de los roscos, terminando el 24 a mediodía. Durante estos días, el horno funcionaba día y noche. Los roscos cocidos eran llevados en grandes -canastas a una saleta, previamente esterada, en donde se colocaban ordenadamente. La leña que consumía el horno, por privilegio concedido por el ayuntamiento, se cortaba en el monte público, sin pago de tasa alguna, ésta era traída a la villa unos quince días antes del comienzo de la cocción y la manutención de los leñadores estaba a cargo de los mayordomos.
El día 24, por la tarde, san Marcos era sacado en procesión para efectuar la bendición de los roscos y se le colgaba al cuello la encomienda (medallón en forma de rosa, hecho con una masa de harina de trigo sin levadura).
El día 25, festividad principal, muy de mañana se realizaba la función religiosa en honor de san Marcos, y terminada ésta era llevado en procesión hacia el lugar en que se alzó su ermita, acompañado del cura y del sacristán, que iban entonando la letanía de los santos, de los fieles y de los animales que estando enfermos habían sanado por su intercesión. En la procesión se repartía la caridad al cura, sacristán, acólitos y portadores del santo, y tras ésta al vecindario y a los forasteros que se apiñaban en un ensanche a la entrada de la calle Real, donde se colocaban las canastas llenas de roscos, por entre las que pasaban los aldeireños y forasteros para tomar la caridad de pan y seguidamente, en una ventana de reja, cogían el queso, cortado en pequenos trozos.