Predicaron en el Mayo prieguense los mejores oradores sagrados que en cada época existían, generalmente canónigos de las Catedrales de Córdoba, Granada o Sevilla. Veces hubo en que un sermón llegó a durar más de dos horas.
Esta tradición en la escucha de excelentes oradores ha dejado entre los devotos de estas fiestas un gusto por los sermones extensos y emotivos.
El esplendor de las Fiestas nazarenas se fragua durante el primer tercio del siglo XIX, continuándose hasta nuestros días. El 28 de marzo de 1836 se nombra a la reina Isabel II hermana mayor. El 3 de enero de 1885 se agrega la Hermandad a la Basílica de San Pedro de Roma.
Al mismo tiempo, la Hermandad, va haciéndose con un rico y valioso legado musical expresamente confeccionado para engrandecer las funciones de mayo. Mostramos una pequeña referencia del mismo: Misa a dos y cuatro voces de M. Vázquez; Misa en sol mayor a cuatro voces de Antonio Palancar; Peticiones de Jesús Nazareno de Antonio Honrubia; Aria, Plegaria y Coplas para el Quinario de Carlos Valverde y Laureano Cano; Misa a cuatro voces y orquesta de Gómez Navarro; composiciones de las agrupaciones locales Compases Rociaros y Grupo Rociero.