Luz, color y mucha alegría. Sevilla se vuelca cada año con su Feria de Abril, la feria de todas las ferias, un microcosmos donde la idiosincrasia de una ciudad se despliega con todo su encanto y todo su poder de seducción.
La Feria, que comenzó como un evento puramente comercial a mediados del siglo XIX, se ha convertido en una de las más singulares expresiones de color y alegría donde el sevillano y aquellos que visitan la ciudad disfrutan de la fiesta durante 6 días. Este año cumple su segunda edición tras la ampliación del calendario aprobada el año pasado mediante una consulta ciudadana.
Los orígenes de la Feria de Abril se remontan a 1846, año en el que los empresarios Narciso Bonaplata y José María de Ybarra, firmaron una proposición pidiendo autorización para celebrar una feria ganadera anual. Desde entonces se ha convertido en la fiesta más emblemática de la ciudad en el que, durante una semana, la tertulia y los amigos se convierten en el centro de la vida de los sevillanos. Cada año se realiza una portada de entrada al recinto que conmemora algún monumento o hecho destacado, la de este año rinde homenaje al 150 Aniversario del Circulo Mercantil, y se inspira en sus antiguas casetas.
A lo largo de estos años ha pasado por varios recintos, celebrándose ahora en el Barrio de Los Remedios, en una superficie de 1.000.000 de m2 dividido en tres sectores: Real de la Feria ,recinto ferial denominado así por el real que cobraban antiguamente los cocheros para trasladar a la gente a la feria, Calle del Infierno como se denomina en Sevilla al Parque de Atracciones y Aparcamientos.
En la Feria se diferencia el día y la noche. Destaca durante el día el Paseo de caballos, y por la noche, el cante, el baile y las copas hasta altas horas de la madrugada en las más de mil casetas: familiares, peñas, entidades, municipales (estas últimas de entrada libre) y en la Calle del Infierno hay más de 400 actividades Feriales, en la que lo más pequeños podrán disfrutar mucho. .
La feria comienza con el encendido del alumbrado, en donde miles de bombillas iluminan la portada y las calles del recinto y finaliza el con el lanzamiento de fuegos artificiales.
En la famosa noche del pescaito, Es costumbre servir una selección de frituras de pescado y demás especies del mar, tales como las pijotas, boquerones, pescada, acedías, adobo y calamares. El resto de los días las casetas suelen servir una oferta de tapas que puede incluir jamón ibérico, chacinas, marisco de Sanlúcar de Barrameda, queso, tortilla de patatas, algunas variedades de tapas, etcétera. Para el almuerzo es costumbre que en cada caseta se prepare un “guiso” del día como las papas con chocos, los garbanzos con bacalao, la caldereta, y otras comidas típicas de Andalucía y España.
En la feria, además de comida, también se sirven refrescos y bebidas alcohólicas. Normalmente las casetas tienen grifo y barriles de cerveza, aunque suelen primar los vinos blancos, como la manzanilla. Desde los años 2000 se ha popularizado mucho el rebujito.
El rebujito es manzanilla con mucho hielo y Seven Up, o Sprite, que son gaseosas con un cierto sabor a lima- limón o con gaseosas de otras marcas. Se sirve en jarras de 1 litro acompañada con unos vasos de chupito de plástico y normalmente se piden para compartir. A veces se sirve rebujito el en grandes vasos de plástico llamados macetas.
El traje típico de esta festividad es el traje de gitana, su antigüedad se remonta a los primeros tiempos de la feria, donde acudían las mujeres de los tratantes o comerciantes, muchas de la etnia gitana y también campesinas, vestían cómodas batas de faena, a las que se les añadía dos o tres volantes que con el transcurrir de los tiempos se fueron convirtiendo en moda, además de ser una prenda cómoda de llevar, realzaba el cuerpo femenino dándole un toque de sensualidad que no conseguían con otras ropas. Este hecho llamó tanto la atención que las distintas clases de alta cuna comenzaron a copiar la indumentaria a partir de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. El traje de flamenca había dado el salto a formar parte de la moda. Con el tiempo, aquella bata que comenzó siendo una prenda cómoda de llevar a faenar, pasó a ser el "traje de feria" para grandes y pequeñas, familias acomodadas y humildes, no había distinción de clases ni edad, y su evolución fue paralela con el resto de diseños que se actualizaban con cada época, apareciendo con distintos escotes, pelo recogido de una manera u otra, traje ceñido o más suelto, acompañándose con otros complementos como son las flores, collares, pendientes, pocas palabras es un traje que ha estado en constante evolución sin dejar de ser una prenda cómoda y vistosa de llevar.
En la indumentaria masculina, los caballistas van vestidos con el tradicional traje de corto y el sombrero de ala ancha típico de la Baja Andalucía de copa más baja y ala más amplia que los del era un traje de faena del campo y por lo tanto con el que se acudía a tratar, vender y comprar.
Las sevillanas son el cante y baile típico de la Feria de Sevilla. El carruaje es el vehículo de transporte permitido en el Real de la Feria.