Vinculada en su origen a una antigua feria ganadera. Se ha convertido en la fiesta más representativa de la ciudad que vive esos días entre el bullicio multicolor de los trajes típicos y los bailes por sevillanas.
Siendo el vino fino de Chiclana elemento obligado en las reuniones de las casetas, que se convierten en la práctica, en segundo hogar durante la feria.