En la primera semana de septiembre, siendo el día grande de la fiesta la jornada del 3, se celebran las fiestas y ferias del Cristo de la Veracruz, con encierros de reses bravas que se llevan a cabo durante la noche por las empinadas calles de la antigua villa. Estos festejos tienen su preludio en el último día de agosto, cuando es trasladada la santa imagen desde su ermita hasta la iglesia parroquial. Su origen se remonta a tiempos de la conquista cristiana, cuando el obispo Ximénez de Rada, quien acompañara al rey Alfonso VIII en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, propició tal devoción, para lo cual comenzó, en un paraje próximo a la batalla, por construir una ermita bajo la advocación de Santa Elena, donde durante algún tiempo se custodió la cruz de guía de las huestes cristianas. Tal costumbre y tal devoción fueron propagadas por tal obispo en todas aquellas fortalezas que les eran ganadas a las tropas árabes.