Honran a su patrona la Virgen del Campo, de cuya devoción y ermita ya se da noticia en las llamadas “Relaciones de Felipe II”. Durante esos días los festejos girarán en torno a los encierros de novillos bravos. Uno de los novillos será sacrificado y su carne adobada y frita, o guisada en caldereta, será repartida entre los vecinos y forasteros.