Consideradas de gran valor antropológico, tanto por su antigüedad como por su idiosincrasia musical y folklórica, con claras reminiscencias navarro-aragonesas aportadas por los repobladores del siglo XV, las fiestas de La Puebla, aunque dedicadas a la Virgen del Carmen, se celebran bajo la advocación de las Ánimas Benditas y coincidiendo con las fechas navideñas, desde la Nochebuena hasta el 29 de diciembre, siendo su momento culminante el Día de los Inocentes, festividad de las Ánimas Benditas.
Sus protagonistas principales son los miembros de la Cuadrilla de Ánimas, fundada para sufragar las misas que por ellas se ofician en el pueblo todos los domingos y festivos del año, y los cascaborras, herederos de la antigua guardia encargada de controlar a los moriscos. Estos toman su nombre del instrumento que portan, la cascaborra, compuesta por un palo del que pende un badajo de piel relleno de borra, con lo que amenazan al personal para obtener limosnas para las Ánimas. Además está el grupo de los Inocentes, formado por dos alcaldes y dos ministros del tiempo de la ocupación francesa. Todos ellos, acompañados de los músicos y con la Virgen del Carmen como bandera, recorren el pueblo de madrugada despertando a los vecinos y pidiendo limosnas para las Ánimas.
El mismo objetivo tiene también la Danza de las Ánimas, que se baila ante la Ermita del Santo Ángel y en la que, dando dinero, toda persona tiene derecho a sacar a bailar a quien quiera, sin que nadie se pueda negar a ello. Todo en estas fiestas está encaminado a recaudar fondos para el cuidado del cementerio durante el resto del año.