Si hacemos caso a la tradición, el culto a Jesús de la Columna, nace cuando dos forasteros llegaron al municipio y se alojaron en una vieja casa deshabitada. Los vecinos, transcurridos varios días sin ver a los visitantes, entraron en la vivienda y encontraron la talla de un Cristo flagelándose al que trasladaron a la iglesia parroquial para su culto. En su honor, se celebran fiestas patronales en torno al día 21 de septiembre que destacan por las animadas verbenas nocturnas.