Otra celebración llena de peculiaridades es la de San Marcos –el 25 de abril–, cuando los genaveros van al campo siguiendo el viejo rito de “atar al diablo”, para lo cual hacen nudos con las matas de las mieses o con las retamas, dejando simbólicamente amarrado al maligno y quedando por tanto las gentes y los campos de Génave libres de él y de su maléfica influencia.