Desde hace ya algunos años se celebran las fiestas patronales en agosto (en lugar del 29 de septiembre) para aprovechar la mayor afluencia en el pueblo de los castareños que vuelven en verano. La imagen del patrón San Miguel se saca a la calle acompañada por la de San Antonio. La procesión se repite dos días seguidos, con la particularidad de que se altera el orden de las imágenes en la segunda jornada.