La fiesta patronal propiamente dicha comienza el penúltimo sábado del mes con el Pregón en honor a la Virgen, que hace algunos años tiene lugar el domingo. Para ser pregonero solo hace falta ser villablanquero o sentirse de Villablanca. Seguidamente y ya en la última semana se oficia el Triduo lunes, martes y miércoles. El jueves y el viernes la fiesta pasa a ser más profana, el pueblo se llena de color con el Festival Internacional de Danzas de Villablanca, un referente en el mundo, con un marco espectacular: la Plaza de la Constitución.
El sábado por la tarde se lleva a cabo la Ofrenda de flores a la Virgen. Ante la Virgen baila la Danza, con sus componentes más jóvenes, previamente a la ofrenda, que viene seguida de una misa.
Pero el día esperado y recordado por todos es el Domingo de la Blanca. La Hermandad acompañada por la Danza recoge a la Corporación Municipal en la puerta del Ayuntamiento y desde ahí esta va bailando hasta la ermita. Una de las catorce mudanzas que podemos ver es cuando hacen una especie de arco a las puertas de la ermita por el que van pasando Autoridades y Hermandad. Dentro de la ermita siguen bailando un poco más en un ambiente plagado de emoción y de vítores. Después de la Función Principal vuelve a bailar la Danza. Por la tarde se reza en la Ermita el Santo Rosario antes de la ansiada Procesión, que tiene bastante repercusión en los pueblos limítrofes, de donde vienen muchos devotos, pues es una virgen muy venerada desde siglos atrás sobre todo por los marineros, que encomendaban a Ella cuando veían su pequeña ermita blanca desde el mar. El recorrido es corto, aproximadamente una hora y se va parando varias veces pues el paso es muy costoso de llevar. La Virgen baja hasta el pino llamado “de la Virgen” y se muestra mirando al pueblo. Da la vuelta al pino. Se trata de un pino joven que sustituyó al anterior centenario que se secó en los años ochenta, lo mismo que le ocurrió posteriormente al denominado “del Niño”. La Virgen se dirige ahora hacia arriba parando en la “Puerta del Mar”, donde se la pone mirando hacia este como homenaje a los marineros. Da la vuelta a la ermita y se para delante del pórtico. Ya ha acabado la procesión y ahora empieza la tradicional Puja de la Vara de la Virgen y de los Brazos del Paso. Este acto es muy, podíamos decir, característico de este pueblo, está dentro de una idiosincrasia que no ha variado con los años. La gente se sacrifica y paga por llevar a la Virgen, es un honor para ellos.
El último día de la fiesta es el lunes, cuando tiene lugar por la tarde una misa en la Ermita como Homenaje-recuerdo a los emigrantes, que los hay y muchos, sobre todo en Cataluña y en los años sesenta del siglo pasado muchos fueron a Alemania y Suiza a buscar una vida mejor. Por ellos precisamente la Hermandad cambió la fiesta de la Blanca desde fines de septiembre al último de agosto en 1974. Ya antes se había cambiado en el calendario varias veces: se celebró el día de la Cruz de mayo hasta 1738, el ocho de septiembre, día de la natividad de la Virgen hasta 1893 y el último domingo de septiembre hasta 1974.