La tarde-noche del día 7 de diciembre de cada año, Aracena se inunda de candelas, una en cada barrio. En dichas hogueras, los niños van quemando los rehiletes. Los rehiletes se hacen ensartando las hojas secas de los castaños en una fina vara de olivo, formando una ristre. Se le prende fuego, y se va dando vueltas en el aire hasta que se consume, dejando una estela de llamas y chispas en sus giros.