La devoción de la Virgen de Linares viene de la reconquista de Córdoba, en el año 1236, por el rey San Fernando, que la llevaba como insignia de sus ejércitos, motivo por el que también es conocidad como la Virgen Conquistadora. Caballistas, carrozas engalanadas y romeros vestidos con los trajes típicos forman el cortejo que, cada mes de mayo, se dirige camino a Linares para recibir la bendición de la Virgen entre cantos y bailes. La peregrinación acaba en el Santuario de la Virgen de Linares, donde tras la misa se hace entrega de los premios a las mejores carrozas engalanadas.En los alrededores del santuario, los peregrinos disfrutan comiendo y bebiendo entre amigos y familiares que se reúnen para festejar este día tan especial.