Los orígenes de esta fiesta son desconocidos pero existe una referencia de 1504 que documenta esta tradición almonteña. Desde hace siglos, el día 26 de junio y coincidiendo con la feria de San Pedro, los ganaderos de Almonte recogen las yeguas y potrillos que han estado pastando durante todo el año en los enclaves marismeños.
En los días previos a la fecha, los almonteños se adentran en la marisma para recoger las yeguas y potrillos que pastan durante todo el año en las distintas zonas de Doñana y agruparlos. La mañana del 26, todo el grupo recorre varias calles de la aldea de El Rocío, hasta llegar a la Ermita, donde es bendecido por el párroco. En este momento, la Asociación de Ganado Marismeño regala un potrillo a la Virgen del Rocío y sigue su camino para salir de la aldea y dirigirse hacia Almonte.
Se recomienda asistir al rodeo que se celebra desde primeras horas de la mañana hasta el mediodía. Las yeguas y potros son trasladados hasta los corrales del pueblo, haciendo su entrada por el conocido Chaparral. Al día siguiente, en el recinto municipal “Huerta de la Cañada”, tiene lugar la tuza de las yeguas y potrillos, el marcaje a fuego de los potros, así como venta de algunos ejemplares.