En cuanto a la advocación de San Eustaquio, se sabe que en 1570 ya estaba considerado el patrón de la localidad, pero fue durante la época del conde-duque de Olivares cuando se renovó el fervor por el mártir cristiano ya que, a la vuelta de la estancia en Roma como embajador de Enrique de Guzmán, trajo a España numerosas reliquias, entre ellas las de San Eustaquio, que fueron donadas a distintas instituciones como la Catedral de Sevilla o al Hospital de los Venerables.